miércoles, 10 de febrero de 2010

De Profundis es la célebre carta que Oscar Wilde escribió en la carcel de Reading


Fragmento

Sigues diciendo, como le dijiste a Robbie en tu contestación, que yo te atribuyo motivos indignos ¡Si tú no tenías motivos en la vida! No tenías más que apetitos. Un motivo es un propósito intelectual.
Recuerda que el necio a los ojos de los dioses y el necio a los ojos de los hombres son muy distintos. Siendo enteramente ignorante de los modos del Arte en su revolución o los estados del pensamiento en su progreso, de la pompa del versos latino o la música más rica de las vocales griegas, de la escultura toscana o el canto isabelino, se puede estar lleno de dulce sabiduría. El verdadero necio, ése del que los dioses se ríen o al que arruinan, es el que no se conoce a sí mismo”
“El vicio supremo es la superficialidad. Todo lo que se comprende está bien”
“Me agotabas. Era el triunfo de la naturaleza pequeña sobre la grande. Era esa tiranía de los débiles sobre los fuertes que en no sé donde de una de mis obras describo como “la única tiranía que dura”
“El amor se alimenta de la imaginación, que nos hace más sabios que lo que sabemos, mejores de lo que sentimos, más nobles que lo que somos; que nos capacita para ver la Vida como un todo; que es lo único que nos permite comprender a los demás en sus relaciones así reales como ideales. Sólo lo bello, y bellamente concebido, alimenta el Amor. Pero el Odio se nutre de cualquier cosa”
Los errores fatales de la vida no se deben a que seamos insensatos: un momento de insensatez puede ser nuestro mejor momento. Se deben a que somos lógicos. Hay una gran diferencia.”
Cuando la Sabiduría me ha sido improvechosa, y la Filosofía estéril, y los proverbios y frases de los que pretendían darme consuelo han sido como polvo y cenizas en mi boca, la memoria de aquel pequeño gesto humilde y silencioso de Amor ha abierto para mí todos los pozos de la piedad, ha hecho al desierto florecer como una rosa, y me ha llevado de la amargura del exilio solitario a la armonía con el corazón herido, roto y grande del mundo.
…teatro, novela, poema en rima, poema en prosa, diálogo sutil o fantástico, todo lo que tocaba lo hacía hermoso con un género nuevo de hermosura; a la verdad misma le di lo falso no menos que lo verdadero como legítimos dominios, y mostré que lo falso y lo verdadero no son sino formas de existencia intelectual. Traté el Arte como la realidad suprema, la vida como un mero modo de ficción; desperté la imaginación de mi siglo de suerte que crease mito y leyenda alrededor de mí; resumí todos los sistemas en una frase y toda la existencia en una agudeza… …me dejaba arrastrar a largas rachas de indolencia sensual y sin sentido. Me divertía ser un flaneur, un dandy, un personaje mundano. Me rodeaba de naturalezas mezquinas y de mentes inferiores. Vine a ser el manirroto de mi propio genio, y malbaratar una juventud eterna me proporcionaba un curioso gozo. Cansado de estar en las alturas, iba deliberadamente a las bajuras en busca de nuevas sensaciones. Lo que la paradoja era para mí en la esfera del pensamiento, eso vino a ser la perversidad en la esfera de la pasión. El deseo, al final, era una enfermedad, o una locura, o ambas cosas. Me hice desatento a las vidas de los demás. Tomaba el placer donde me placía y seguía de largo. Olvidé que cada pequeña acción de cada día hace o deshace el carácter, y que por lo tanto, lo que uno ha hecho en la cámara secreta lo tiene que vocear un día desde los tejados. Dejé de ser Señor de mí mismo. Ya no era el Capitán de mi Alma, y no lo sabía. Dejé que tú me dominaras, y que tu padre me atemorizara. Acabé en una espantosa deshonra. Ahora para mí sólo queda una cosa, la absoluta Humildad: lo mismo que para ti sólo queda una cosa, la absoluta Humildad. Te vendría bien bajar al polvo y aprenderla a mi lado.
La Razón no me ayuda. Me dice que las leyes por las que se me condena son leyes equivocadas e injustas, y que el sistema por el que he padecido es un sistema equivocado e injusto. Pero, de algún modo, tengo que hacer que ambas cosas sean justas y acertadas para mí. Y exactamente como en el Arte lo único que interesa es lo que determinada cosa es para uno en determinado momento, así también en la evolución ética del carácter. Yo tengo que hacer que todo lo que me ha ocurrido sea bueno para mí
No hay una sólo degradación del cuerpo que no deba tratar de convertir en espiritualización del alma
Tras la Alegría y la Risa puede haber un temperamento grosero, duro y encallecido. Pero tras el dolor siempre hay Dolor. La Pena, a diferencia del Placer, no lleva máscara. La verdad en el Arte no es ninguna correspondencia entre la idea esencial y la existencia accidental; no es la semejanza de figura y sombra, ni de la forma reflejada en el cristal y la firma misma; no es ningún Eco que baje de la oquedad de un monte, como no es el pozo de agua de plata en el valle que muestra la Luna a la Luna y Narciso a Narciso. La verdad en el Arte es la unidad de la cosa consigo misma; lo exterior hecho expresivo de lo interior; el alma encarnada, el cuerpo movido por el espíritu. Por eso no hay verdad comparable al Dolor. Hay momentos en que el Dolor me parece ser la única verdad. Otras cosas podrán ser ilusiones de la vista o del apetito, hechas para cegar lo uno y empachar lo otro, pero con el Dolor se han construido mundos, y en el nacimiento de un niño o de una estrella hay dolor. Porque el secreto de la vida es el sufrimiento. Eso es lo que se oculta detrás de todo. Cuando empezamos a vivir, lo dulce es tan dulce para nosotros, y lo amargo es tan amargo, que inevitablemente dirigimos todos nuestros deseos al placer, y aspiramos no ya alimentarnos de miel un mes o dos, sino a no probar otro alimento en todos nuestros años, ignorantes de que mientras tanto, podemos estar realmente matando de hambre el alma.
En cada momento de nuestra vida somos lo que vamos a ser no menos que lo que hemos sido. El Arte es un símbolo, porque el hombre es un símbolo.
Porque la vida artística es simple autodesarrollo. La humildad en el artista es su aceptación franca de todas las experiencias, lo mismo que el Amor en el artista es simplemente ese sentido de la belleza que revela al mundo su cuerpo y su alma.
Es trágico que tan pocas personas “posean su alma” antes de morir. “Nada hay más infrecuente en todo hombre” dice Emerson, “que un acto que sea propiamente suyo”. Es totalmente cierto. La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita. Cristo no fue sólo el Individualista supremo, sino el primero de la Historia.
Cada obra de arte es el cumplimiento de una profecía. Porque cada obra de arte es la conversión de una idea en imagen. Cada ser humano debe ser el cumplimiento de una profecía. Porque cada ser humano debe ser la realización de un ideal, o en la mente de Dios o en la mente del hombre.
Como todas la naturalezas poéticas, (Jesucristo) amaba a los ignorantes. Sabía que en el alma de un ignorante siempre hay sitio para una gran idea. Pero no soportaba a los estúpidos, sobre todo a los estúpidos por educación: a los que están llenos de opiniones sin comprender ni una sola de ellas, que es un tipo peculiarmente moderno, y resumido por Cristo cuando lo describe como el tipo del que tiene la llave del conocimiento, no sabe usarla él y no deja que otros la usen, aunque con ella se pueda abrir la puerta del Reino de Dios. Su mayor guerra fue contra los filisteos. Por su lerda cerrazón a las ideas, sus respetabilidad obtusa, su ortodoxia tediosa, su adoración del éxito vulgar, su total absorción en el lado materialista y grosero de la vida y su estimación ridícula de sí mismo y de su importancia, los judíos de Jerusalén en tiempos de Cristo eran la exacta réplica de los filisteos británicos en los nuestros. Cristo se burló de “los sepulcros blanqueados de respetabilidad”, y fijó es frase para siempre. Trató el éxito mundano como cosa absolutamente despreciable. No veía en él absolutamente nada. Señalaba que las formas y ceremonias se habían hecho para el hombre, no el hombre para las formas y ceremonias. Mostró que sólo el espíritu tenía valor.
Las personas más mecánicas, para quienes la vida es una especulación astuta dependiente de un cuidadoso cálculo de medios y recursos, saben siempre a dónde van, y van. Parten del deseo de ser el sacristán de la parroquia y, cualquiera que sea la esfera en que están situados, consiguen ser el sacristán de la parroquia y nada más. Un hombre cuyo deseo sea ser algo aparte de sí mismo, ser Miembro del Parlamento, o tendero próspero, o abogado eminente, o juez, o cualquier bobada semejante, de todas consigue ser lo que quieres ser. Ese es su castigo. El que quiera una máscara tiene que llevarla.
Recuerdo que solía decir que creía poder soportar una tragedia de verdad si me llegara con manto de púrpura y la máscara de un dolor noble, pero que lo horrendo de la modernidad era que vestía la Tragedia de Comedia, de suerte que las grandes realidades parecían ordinarias o grotescas o faltas de estilo.
He dicho que tras el Dolor hay siempre Dolor. Aún más sensato sería decir que tras el dolor hay siempre un alma. Y burlarse de un alma dolorida es una cosa horrenda. No puede ser hermosa la vida de quienes lo hagan. En la economía extrañamente simple del mundo, solo se obtiene lo que se da, y a los que no tienen imaginación bastante para traspasar la mera cáscara de la cosa y apiadarse ¿Qué piedad puede dárseles sino la del desprecio?
El sentimentalista es sencillamente el que quiere darse el lujo de una emoción sin pagarla
La sublimidad de alma no se contagia. Los altos pensamientos, las altas emociones estás aislados por su propia existencia.
El pasado, el presenta y el futuro no son sino un momento a la vista de Dios, a cuya vista deberemos tratar de vivir. El tiempo y el espacio, la sucesión y la extensión, son meras condiciones accidentales del Pensamiento. La Imaginación puede trascenderlos, y moverse en una esfera libre de existencias ideales. Las cosas, además, son en esencia lo que queremos que sean. Una cosa es según el modo en que se la mire
 
(De la edición de Siruela, con traducción registrada de María Luisa Balseiro)

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